sábado, 2 de marzo de 2013

Segundos bisiestos y horas romanas


De todos es sabido que el año bisiesto es aquel en que el mes de Febrero tiene un día más de lo normal. Pasa de 28 a 29 días y esto ocurre "más o menos" cada 4 años desde la actualización de nuestro calendario, el gregoriano.
Y digo más o menos porque el año solar, o año trópico (el tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta completa en su órbita heliocéntrica) no es exactamente 365 días y un cuarto, sino un poco menos, 365,242190402 días exactamente), y por eso si todos los cuatrienios añadiéramos un bisiesto, poco a poco nos iríamos pasando y tiempo al tiempo para acabar celebrando la navidad en verano.
Por este motivo, para que un año sea bisiesto debe cumplir la siguiente regla, que además de ser múltiplo de 4, lo sea también de 100 pero no de 400 (de esta manera fueron bisiestos 1700, 1800, 1900,  pero no el 2000). Curioso no?
Esto es un simple formalismo. Un consenso para que nuestro actual calendario siga siendo válido.

Pues resuelta que también hay segundos bisiestos, que son aquellos segundos de más o de menos que casi todos los años se meten sin que nos demos cuenta en la hora oficial, generalmente en el último minuto del año, o a finales de junio.
El tiempo universal coordinado (UTC) es la hora oficial que se obtiene en la actualidad de una serie de relojes atómicos ultraprecisos dispersos por varios laboratorios del mundo. Según estos aparatos, un segundo se corresponde con 9.192.731.770 ciclos de la radiación asociada a un isótopo de cesio.
¿Y qué tendrá que ver el Cesio con el tiempo? me pregunto yo.
Antiguamente, el segundo se definía como la ochenta y seis mil cuatrocientosava parte  de la duración que tuvo el día solar medio entre los años 1750 y 1890. Pero como se ha visto que este movimiento de rotación de la Tierra no es del todo estable (vamos que no todos los días solares, desde que sale el sol hasta que vuelve a salir, tarda 24 h exactas, con sus 60 minutos y sus 60 segundos) pues un Servicio Internacional de Rotación de la Tierra analiza estas pequeñas diferencias y mete o quita estos segundos al año si hace falta.
Qué curioso. Y aquí llegan los del pecho lata.
Qué diferente de cómo distribuían las horas los romanos. Hace sólo 2000 años, sin tanto dispositivo electrónico, los romanos usaban el reloj solar y repartían las horas de sol en 12 franjas u horas: la prima, la secunda...la sesta (justo a mediodía: probablemente de aquí viene nuestra mediterránea siesta)..
Y esto es muy interesante, porque una hora sólo duraba una hora (de las nuestras) en los equinoccios, en los que el día y la noche duran lo mismo. Sin embargo, en el solsticio de verano podría llegar a durar una hora romana un total de 76 minutos, y en el de invierno sólo unos 44 minutos, conforme el día se iba alargando o acortando respectivamente.
Otro días hablaremos del calendario, que también tiene sus curiosidades científicas e históricas.

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